martes, 8 de marzo de 2016

Conocé a Arnulfo, el Santo de la birra

¡¡NO!! Desmitifiquemos. San Patricio no es el patrono de la birra, como bien sabrás si leíste nuestro post sobre él. Ese título le corresponde a Arnulfo de Metz, del que probablemente nunca en tu vida escuchaste hablar, pero que tiene una historia interesantísima, sobre todo porque incluye sermones a favor de la birra y milagros cerveceros. ¿Ya estás yendo a armarle un altar? Esperá a que te contemos toda la historia.
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Los orígenes de Arnulfo


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En el año 580 el pequeño bebé Arnulfo nació en Austria. No de casualidad en ese país tienen una pileta de birra: Siempre fue referente en la elaboración de cerveza y, en esa época, más todavía. El buen Arnu -así lo llamamos los amigos- se casó, pero enviudó y luego de eso, siendo todavía muy joven, ingresó a un monasterio. Tiempo después se convirtió en Abad y finalmente, con apenas 32 años llegó a ser Obispo de Metz (actualmente, Francia).

¡Bebe... o morirás!

Imagínense lo simpático que debía ser tomar agua en la Edad Media: Lodo, bacterias, heces animales, Peste Bubónica... Más o menos como jugar a la ruleta rusa, versión líquida. Ahora bien, la preparación de la cerveza implica que esta se hierva durante un tiempo, y, además, el pH final de la bebida resulta en un ambiente hostil para la mayoría de las bacterias. A eso hay que sumarle el alcohol, un bactericida natural. No es que los feudales conocieran esto en detalle, pero mal que mal sabían que tomar cerveza era más saludable que beber agua. Por eso, cuando una epidemia se desató, Arnulfo recomendaba a los fieles consumir birra antes que agua. Y la grey se alegró.

God Mode: Infinite Beer

Acá viene la parte más copada de la historia. Hacia el final de su vida, Arnulfo se retiró a un monasterio francés, y allí murió. Pero un año después de su deceso, los ciudadanos de Metz reclamaron que el cuerpo del obispo fuera llevado de regreso a esa ciudad, para enterrarlo allí. La hagiografía sostiene que en el largo viaje los creyentes que acompañaban el cuerpo de Arnulfo se sintieron exhaustos y pararon en una taberna/antro para
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comprar birra, como querría el buen obispo. Para su decepción, quedaba muy poca cerveza, así que tuvieron que compartir un mísero tarro de la bebida de malta. Sin embargo, Arnulfo cumplió el sueño del pibe y concedió el mejor milagro de todos: Modo infinito de cerveza. El tarro del que tomaban los creyentes nunca se acababa, el buen Arnulfo cuidaba de que a su grey no le faltara birra. La historia religiosa sostiene que los fieles tomaron hasta "saciar su sed", aunque nosotros tendemos a creer (por experiencia) que si alguien tiene birra infinita termina horizontal en el piso. Como sea, este milagro fue atribuido a Arnu y por eso la Iglesia lo considera como el Santo Patrono de los Cerveceros. Nosotros, seguimos esperando por la cerveza infinita, oh gran Arnulfo.  

Ahora sí, ¿Vas a prenderle una vela a Arnulfo? No esperamos el milagro de birra infinita, pero con la multiplicación de la cerveza nos conformaríamos.

Fuente: churchpop.com


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